A los quince
años comencé con lo que siempre fue “una vocación”; equipos como CIROCE OJE, DEPORTIVO OJE, SPORTING
VICTORIA, todos en categoría alevín,
entonces llamado “futbito” y NIEVES C.F en infantiles, haciendo tandeen
con mis grandes amigos, Pepito López Estrada y Antonio López Páez. Actividad que compaginaba con mis
estudios de formación profesional, además
de jugar al mismo tiempo hasta la edad de 18 años.
Como jugador tuve
la suerte de pasar por las manos de Entrenadores, como el ya mencionado Cipriano Romero, Miguel Pedraza, Antonio Romero, Joaquín Padial, Yee
Didi, Manuel Robles, Rafael Morales,
Miguel Heredia, Javier Izcoa, Pepe Parejo
y a Carlos Marsa que confió en mi dándome la posibilidad de iniciarme en
esta labor en el primer equipo del C.P. Granada 74, a todos, mi recuerdo, mi agradecimiento y mi respeto. El
paso del tiempo me ha ayudado a que mi reconocimiento hacia ellos haya aumentado, de todos aprendí,
sin lugar a dudas.
Los Entrenadores
en otra época eran respetados y hasta en
algunos casos admirados, dirigían equipos en los cuales el sentimiento,
fundamentalmente era la motivación de sus dirigentes y aficionados, por lo que
los intereses que rodeaban al equipo estaban más que claros.
Vivimos un momento en la actualidad complicado:
la pérdida de valores, el egoísmo, la introducción de la política dentro del
deporte, no desde el amparo a los clubs, sino desde sus intereses ideológicos,
el periodismo, que no siempre cumple con
su labor de informar sino que en muchos casos cuestiona la labor de Entrenadores sin tener criterios propios de
la profesión, llegando a veces a ponerles en la picota de la crítica y forzando
su destitución, padres y madres fanáticos que creen que sus hijos son los
únicos que merecen jugar, etc..
Todo esto hace
mucho más complicado nuestro trabajo en la actualidad. El respeto a la figura
del Entrenador brilla por su ausencia hoy en día, no íbamos a ser menos que,
Jueces, Profesores, Maestros, etc.
Sin embargo es
difícil pedir respeto si nosotros mismos no nos hacemos acreedores a ello. Nuestra
labor es sin duda una labor muy importante, no solo en el aspecto deportivo
sino también en el aspecto educativo. Debemos de responsabilizarnos de la
importancia que realmente contraemos al ser ENTRENADORES. Por ello y desde mucho tiempo he tratado de luchar
contra los que no dignifican nuestro trabajo, aquellos que con sus formas de
actuar dentro del colectivo provocan que no estemos bien considerados ni
respetados.
Tratándose de individuos con titulación,
que permiten que bajo su titulo, sea otra persona la que ejerza las funciones
de Entrenador de un equipo, aquellos que no dirigen al equipo en los
entrenamientos y desde el banquillo los días de partido, a los que entrenan y/o realizan las funciones de primer
Entrenador, cuando tan solo poseen licencia o contrato de segundo Entrenador.
A
los que ejercen las funciones de Entrenador, aún poseyendo titulación, pero sin
tramitar la correspondiente Licencia Federativa.
A los intrusos que entrenan sin titulación, que ejercen las
funciones de Entrenador sin licencia, sin estar debidamente autorizado, etc, etc...
A los clubs que tratan de sacar
adelante sus equipos, a veces con
cualquier persona, amigos, jugadores de equipo superior, recomendados políticos,
todos sin ninguna preparación para
realizar las tareas a nivel técnico. Desde mi punto de vista no es la mejor
manera de dirigir un club con seriedad y responsabilidad. Los clubs grandes se
identifican cuando respetan todos los
estamentos federativos cumpliendo y respetando las normativas vigentes.
Llevo mucho
tiempo viendo y persiguiendo estos comportamientos, sin duda, malas prácticas,
que descalifican a quien las hace, pero también al colectivo y al fútbol en
general.
Sin duda todos estamos implicados y
responsabilizados (Entrenadores, clubs, federación) pero en particular nosotros.
Tener un titulo y prestarlo dice poco de quien lo hace y también de quien lo
toma, creo que no es la forma de crecer como Entrenador. Pero cada uno elige su
camino. ¿ qué conciencia podemos tener cuando pedimos a nuestros jugadores,
compañerismo, que sean solidarios, que sean honrados, disciplinados, etc.?, si
nosotros no le damos ejemplo.
Todos tenemos
un potencial por desarrollar, que no sólo
está
relacionado con el descubrimiento y la profesionalización de nuestras virtudes
y talentos, sino también con nuestra propia DIGNIDAD, en definitiva con nuestra paz y felicidad interior.
Así lo creo,
espero abrir conciencia dentro de un colectivo que necesita desde mi punto de
vista salir definitivamente de esa miseria.
Un
saludo
LA DIGNIDAD DEL ENTRENADOR PASA POR TRABAJAR LIBREMENTE EN SU EMPRESA (CLUB), CON TODAS LAS FUNCIONES QUE SU CLUB LE PERMITA, SIN LIMITACIONES DE PUESTOS Y POR ELLO CONSEGUIR UN SUELDO DIGNO Y NOS 150, 200 EUROS. LO SIENTO PEPE, SABES QUE ES MI OPINION Y SIEMPRE LA DEFENDERE.
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